martes, 2 de febrero de 2010

Presentación del Señor en el Templo

La Candelaria que por mucho tiempo recibió el nombre de "Purificación de María" es a la vez una fiesta del Señor y de su Madre. La Presentación del niño en el Templo no era un rito prescrito por la ley mosaica, a la inversa de la purificación de su madre; práctica piadosa, los padres de Jesús la hicieron suya, para que su niño hiciera su primera entrada en la casa de su Padre:
¡Puertas, levanten vuestros dinteles,
alzaos portones antiguos,
para que entre el Rey de la Gloria! (Sal.23,7.9)

Aquello que el anciano Simeón, inspirado por el Espíritu, ve en Cristo, es expresado en un cántico que habla del cumplimiento de las promesas; ha visto con sus ojos  la Salvación de Dios, aquello que Isaias anunciaba en su libro de Consolación, especialmente en 42,5 y en 52,10. El niñito no es otro que el Servidor de Yahvé prometido por el profeta. El tema del Servidor inspira el Nunc dimittis: la revelación que trae a las naciones, la glorificación que recibirá cuando haya finalizado su obra de redención, y la luz que se haya esparcido por el mundo entero.
Jesús ha sido dado a los hombres para ser ofrecido por ellos a Dios y Dios lo devuelve a los hombres como devuelve a los padres su hijo luego de haberlo recibido.
(Dom Guy - Marie Oury - "Cristo celebrado por la Liturgia de la Iglesia)