lunes, 13 de septiembre de 2010

San Juan Crisóstomo - obispo y doctor de la Iglesia

Nació en Antioquía hacia el año 349; después de recibir  una excelente formación, comenzó por dedicarse a la vida ascética. Más tarde fue ordenado sacerdote y ejerció con gran provecho el ministerio de la predicación. El año 397 fue elegido obispo de Constantinopla, cargo en el que se comportó como un pastor ejemplar, esforzándose por llevar a cabo una estricta reforma en las costumbres del clero y de los fieles. La oposición de la corte imperial y de los envidiosos lo llevó por dos veces al destierro. Acabado por tantas miserias, murió en Comana, en el Ponto, el día 14 de septiembre del año 407. Contribuyó en gran manera, por su palabra y escritos, al enriquecimiento de la doctrina cristiana, mereciendo el apelativo de Crisóstomo, es decir, "Boca de oro".
   "Señor Dios, fortaleza de los que en ti confían, tú que quisiste que el obispo san Juan Crisóstomo brillara por su gran elocuencia y por su gran fortaleza en medio de las pruebas, haz que la sabiduría de este eximio doctor de la Iglesia nos ilumine y que el ejemplo de su invencible constancia nos fortalezca. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén"

viernes, 3 de septiembre de 2010

San Gregorio Magno - Papa y Doctor de la Iglesia

Nació en Roma hacia el año 540. Desempeñó  primero diversos cargos públicos, y llegó a ser prefecto de la Urbe. Más tarde se dedicó a la vida monástica, fue ordenado diácono y nombrado legado pontificio en Constantinopla. El día 3 de septiembre del año 590 fue elegido papa, cargo que ejerció como verdadero pastor, en su modo de gobernar, en su ayuda a los pobres, en la propagación y consolidación de la fe. Tiene escritas muchas obras de teología moral y dogmática. Murió el día 12 de marzo del año 604.
"Señor Dios, que cuidas a tu pueblo con ternura y lo gobiernas con amor, te pedimos que, por intercesión del papa san Gregorio Magno, concedas el espíritu de sabiduría a quienes has establecido como maestros y pastores de la Iglesia, para que así el progreso de los fieles constituya el gozo eterno de sus pastores. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén."

jueves, 2 de septiembre de 2010

Nuevos sacerdotes para la diócesis

Nos complace anunciar que el próximo día 08 del corriente mes, nuestro obispo diocesano Monseñor Baldomero Carlos Martini, conferirá la ordenación presbiteral a los diáconos MARIO ELIO CALVANI y HERNÁN OSVALDO NAVARRO, en la celebración eucarística que compartiremos en la iglesia catedral a las 20:00 horas.

INTENCIONES DEL SANTO PADRE PARA EL MES DE SEPTIEMBRE

Intención General:  Para que en las regiones menos desarrolladas del mundo, el anuncio de la Palabra de Dios renueve el corazón de las personas, alentándolas a ser protagonistas de un auténtico progreso social.
Intención Misional: Para que abriendo el corazón al amor, se ponga fin a tantas guerras y conflictos que aún ensangrientan al mundo.

lunes, 30 de agosto de 2010

Santa Rosa de Lima, virgen. Patrona de América Latina

Nació en Lima (Perú) el año 1586; cuando vivía en su casa se dedicó ya a una vida de piedad y de virtud, y cuando vistió el hábito de la tercera Orden de Santo Domingo hizo grandes progresos en el camino de la penitencia y de la contemplación mística. Murió el día 24 de agosto de año 1617.
"Dios nuestro, que impulsaste a Santa Rosa de Lima a apartarse de la vida del mundo por amor tuyo y a consagrarse sólo a ti, en la austeridad y la penitencia,concédenos, por su intercesión, que sepamos seguir, en este mundo, el camino que conduce a la verdadera vida, para que lleguemos a gozar del torrente de tus delicias allá en el cielo. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén"

viernes, 20 de agosto de 2010

San Bernardo - Abad y doctor de la Iglesia.

Nació el año 1090 cerca de Dijon (Francia). Recibió una piadosa educación, y el año 1111 se unió a los monjes del Cister; poco después, fue elegido abad del monasterio de Claraval, cargo que desempeñó con gran provecho para sus monjes. A causa de las divisiones que aquejaban por entonces a la Iglesia, se vio obligado a viajar por Europa, con el objeto de restablecer la paz y la unidad. Escribió mucho sobre teología y ascética. Murió el año 1153.
"Dios nuestro, que hiciste que el abad San Bernardo, encendido en el celo de tu casa, no sólo ardiera en tu amor, sino que resplandeciera en tu Iglesia para iluminarla, concédenos, por su intercesión, que animados de ese mismo espíritu, vivamos siempre como hijos de la luz. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén."

miércoles, 4 de agosto de 2010

San Juan María Vianney

Nació cerca de Lyon el año 1786. Tuvo que superar muchas dificultades para llegar por fin a ordenarse sacerdote. Se le confió la parroquia de Ars, en la diócesis de Belley, y el santo, con una activa predicación, con la mortificación, la oración y la caridad, la gobernó, y promovió de un modo admirable su adelanto espiritual. Estaba dotado de unas cualidades extraordinarias como confesor, lo cual hacía que los fieles acudiesen a él de todas partes, para escuchar sus santos consejos. Murió el año 1859.

"Dios todopoderoso y lleno de bondad, que nos has dado en san Juan María Vianney un modelo de pastor apasionadamente consagrado a su ministerio, concédenos, por su intercesión, dedicar como el nuestras vidas a ganar para Cristo a nuestros hermanos por medio de la caridad y alcanzar, juntamente con ellos, la gloria eterna. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén"

lunes, 2 de agosto de 2010

San Pedro Julián Eymard

Nació en La Mure, Francia, el año 1811. Fué ordenado sacerdote y por unos años se dedicó a la cura pastoral, ingresando más tarde a la Compañía de María. Movido por su intensa devoción a la Eucaristía, fundó varias congregaciones, tanto de hombres como de mujeres, entregadas al culto eucarístico, y puso en práctica una abundante y excelente serie de iniciativas destinadas a promover en personas de toda índole el amor a la sagrada Eucaristía. murió el día uno de agosto de 1868 en su población natal.
"Oh Dios, que dotaste a san Pedro Julián  de un amor extraordinario a los sagrados misterios del Cuerpo y Sangre de tu Hijo, haz que nosotros recibamos de este convite divino una abundancia espiritual semejante a la suya. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén"

domingo, 1 de agosto de 2010

INTENCIONES DEL SANTO PADRE PARA EL MES DE AGOSTO

Intención General: Para que los sin trabajo, sin techo y cuantos viven en grave situación de necesidad encuentren comprensión y  acogida y  sean ayudados de forma concreta a superar sus dificultades.
Intención Misionera: Para  que la Iglesia sea el "hogar" de todos, pronta a abrir sus puertas a cuantos son obligados a emigrar a otros países por las discriminaciones raciales y religiosas, el hambre y las guerras.

lunes, 26 de julio de 2010

Santos Joaquín y Ana, padres de la Santísima Virgen María

Una antigua tradición, que arranca del siglo II, atribuye estos nombres a los padres de la Santísima Virgen María. El culto a Santa Ana se introdujo ya en la Iglesia oriental en el siglo IV, y pasó a la occidental en el siglo X; el culto a san Joaquín es más reciente.
"Señor, Dios de nuestros padres, que concediste a san Joaquín y a santa Ana el privilegio de tener como hija a María, la madre del Señor, concédenos, por la intercesión de estos dos santos, la salvación que has prometido a  tu pueblo. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén"

sábado, 24 de julio de 2010

San Francisco Solano, Presbítero

Nació en Montilla, España, en 1549. Todavía adolescente, ingresó en la Orden de los frailes Menores. Ordenado presbítero, se destacó por su predicación, con la que ganó muchas almas para Cristo, especialmente en tiempos de la peste que asolaba a Andalucía, en España. Movido por el celo apostólico pidió ser enviado a la misión de Africa, pero fué enviado a la misión de América, en las regiones del Tucumán. Instruído en la lengua de los indígenas y brillando por su caridad, convirtió a muchos a la fe cristiana. Después de catorce años fué destinado a Lima, donde falleció en 1610. Fué beatificado por Clemente X y canonizado por Benedicto XII.
"Señor, que por medio del presbítero san Francisco Solano, llevaste a muchos pueblos de América al seno de la Iglesia, por sus méritos e intercesión, míranos con bondad y atrae hacia tí a los pueblos que aún no te conocen. Por Jesucristo nuestro Señor."

jueves, 1 de julio de 2010

Intenciones del Santo Padre para el mes de julio

Intención General: Para que en todas las naciones del mundo las elecciones de los gobernantes se realicen según la justicia, transparancia y honestidad, respetando las decisiones libres de los ciudadanos.
Intención Misionera: Para que los cristianos se conmprometan a ofrecer en todas partes, especialmente en los grandes centros urbanos, una contribución válida a la promoción de la cultura, de la justicia, de la solidaridad y de la paz.

lunes, 21 de junio de 2010

SAN LUIS GONZAGA - Religioso

Nació el año 1568 cerca de Mantua, en Lombardía, hijo de los príncipes de Castiglione. Su madre lo educó cristianamente, y muy pronto dió indicios de su inclinación a la vida religiosa. Renunció en favor de su hermano al título de príncipe, que le correspondía por derecho de primogenitura,e ingresó en la Compañia de Jesús, en Roma. Cuidando enfermos en los hospitales, contrajo él mismo una enfermedad que lo llevó al sepulcro el año 1591.
"Dios nuestro, fuente y origen de todos los dones celestiales, tú que uniste en san Luis Gonzaga una admirable pureza de vida con la práctica de la penitencia, concédenos, por su intercesión, que los que no hemos podido imitarlo en la inocencia de su vida lo imitemos en su espíritu de penitencia. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén"

lunes, 3 de mayo de 2010

SANTOS FELIPE Y SANTIAGO - Fiesta

Felipe nació en Betsaida; fué primero discípulo de Juan el Bautista, y más tarde siguió a Cristo. Santiago, primo hermano del Señor, hijo de Alfeo, fué obispo de Jerusalén, escribió una carta canónica, llevó una vida de gran mortificación y convirtió a muchos a la fe.  Recibió la corona del martirio en el año 62.
Señor, tú que nos alegras todos los años con esta fiesta de los santos apóstoles Felipe y Santiago, concédenos por su intercesión, que, viviendo ahora íntimamente unidos a la muerte y resurrección de tu Hijo, podamos, en la eternidad, contemplar la gloria de tu rostro.

domingo, 2 de mayo de 2010

HOMILÍA QUINTO DOMINGO DEL TIEMPO PASCUAL

† Lectura del santo Evangelio

según san Juan (13, 31-33. 34-35)

Gloria a ti, Señor.

Cuando Judas salió del cenáculo, Jesús dijo: “Ahora ha sido glorificado el Hijo del hombre y Dios ha sido glorificado en él. Si Dios ha sido glorificado en él, también Dios lo glorificará en sí mismo y pronto lo glorificará.

Hijitos, todavía estaré un poco con ustedes. Les doy un mandamiento nuevo: que se amen los unos a los otros, como yo los he amado; y por este amor reconocerán todos que ustedes son mis discípulos”.

Palabra del Señor.

Gloria a ti, Señor Jesús.


Después de habernos relatado las apariciones de Jesús resucitado a sus discípulos y discípulas, la Iglesia vuelve su mirada sobre el mandamiento más importante que nos dejó Jesús. Si bien fueron muchas las cosas que encomendó a los Apóstoles y por medio de ellos a nosotros, el Señor ha querido sintetizar todo en aquello que es fundamento de cualquier otra acción, el amor.

Después que salió Judas: es en el ámbito de la última cena, cuando Judas se va para entregar a Jesús por treinta monedas de plata. Jesús lo sabía. Cualquiera de nosotros en esa situación seguramente nos pondríamos a despotricar contra Judas, buscaríamos el modo de escondernos, de buscar ayuda, de armarnos para defendernos. El Señor en cambio nos sorprende con sus palabras suaves, profundas, seguras. Palabras que van acompañadas con su ejemplo. Su discípulo, el que Él había elegido para que estuviera junto a sí, es el primero en traicionarlo y Jesús nos habla del amor!!! Él ve en la entrega la gloria de Dios. No se mira a sí mismo, sino la gloria de Dios que se cumplirá en Él.

Hijitos míos: palabras de ternura profunda, ve en los discípulos a unos niños, los trata como se trata a un niño pequeño, con ternura.

Aún estaré un poco con ustedes: la hora ha llegado, será apresado, torturado y asesinado. Pero no le preocupa eso, sino aprovechar el tiempo para dejar su enseñanza más importante.

AMENSE LOS UNOS A LOS OTROS: ¿qué es el AMOR? qué palabra tan bella y cuánto encierra en sí misma!!!! El amor es difícil de definir. En todo caso se lo puede describir por sus resultados, por sus frutos, por lo que va haciendo en nosotros. El Papa nos ha enseñado en Cáritas in veritate la diferencia que existe entre el eros (amor humano) y el Ágape (Amor divino). El amor meramente humano es egoísta, absorvente, envidioso, lujurioso, celoso, inseguro. Busca la propia satisfacción poniendo en el centro al que ama. Por eso Jesús dice COMO YO LOS HE AMADO, y ¿Cómo nos ama Jesús? hasta dar la vida. No se pone Él en el centro, sino que pone al amado, a los amados, a nosotros. Lo que nos pide no es una carga, sino un camino de sanación, de liberación, de vida. Porque el que ama como Jesús es un hombre nuevo, una mujer nueva. El que ama mirando al que tiene enfrente ama de verdad y es capaz de dar la vida. El que no es capaz de eso, en realidad no ama, no sale de sí mismo.

El amor tiene diversos grados según las relaciones. Hay personas a las que amamos afectivamente. Son aquellos que mueven nuestros sentimientos, los que nos afectan. Padres, hijos, esposos, hermanos, amigos. Por ellos sentimos algo. Pero ese amor, que es bueno y necesario no alcanza, porque seguimos estando en el centro, "amo al que me hace sentir bien". Jesús nos enseña a dar un paso más amando incluso al enemigo, a aquél por el que quizás sentimos resentimiento e incluso odio. Es un amor efectivo, que por cierto debemos aplicar a todos, a los cercanos y a los lejanos. Pero para poder amar así debemos mirar a las personas con los ojos de Jesús. ¿Qué ve Jesús en cada persona? su propia imagen. Porque en cada persona, especialmente en cada bautizado, está impreso el rostro de Jesús. Jesús nos enseña a ver lo sagrado que hay en cada ser humano, porque cada uno de nosotros tenemos "un tesoro en vasijas de barro". A veces el barro no permite que veamos el tesoro, pero el tesoro está allí. Cada hermano, cada hermana es como un sagrario viviente en donde está Jesús. Si miráramos a los demás con esos ojos, entonces podríamos amarlos como los ama Jesús.

No pensemos que para amar de ese modo debemos salir a buscar a los hermanos, no es necesario, ellos están allí, es tu hijo, tu hija, tu padre, tu madre, tu esposo, tu esposa, tu hermano, tu amigo. Esos son en primer lugar los que Jesús te puso. Con ellos tenés la ventaja de poder unir las dos clases de amor. Pero no olvides que el más importante es el que viene de Dios. Y después están las personas que cada día se cruzan en tu camino. No insultes al que te quita el lugar en la cola o hace una maniobra incorrecta con su vehículo, rezá por él, deseale el bien. Pedile a Dios que cambie. Tené compasión del que se equivoca. Aprendé a perdonar. Pedí perdón si te equivocás. No hieras la confianza ni los sentimientos. Cumplí con tus compromisos.

Como decía antes, el amor cura todo. Cuando uno es amado se siente seguro, valorado, estimado. Descubre el valor de las pequeñas cosas. Cuando uno ama de verdad, se siente libre, responsable, alegre, importante. El Amor todo lo puede.

Esto parece un ideal irrealizable, pero si el Señor lo manda, habiéndolo cumplido en su propia carne, es posible, porque "nada es imposible para Dios". Si te cuesta ponerlo en práctica, pedíselo a Él: "Jesús enséñame a amar como Vos nos amas".

Si se aman de ese modo serán mis testigos: no nos dejemos arrastrar por el mundo. Hay muchas personas que todavía tienen un pie en el mundo, se dejan atraer por las cosas del mundo y ponen en un segundo plano las cosas de Dios. Son los que aún no están convencidos de pertenecer al Reino de Jesús. Son esos que dicen creer y amar y hasta hablan de Dios y le rezan, pero a la hora de elegir terminan eligiendo por el mundo. Aman al mundo, se aman a sí mismos más que a Dios y al prójimo y por lo tanto su testimonio no sirve.

Somos instrumentos del amor de Dios para los demás. Y los demás no necesitan de nuestras migajas, sino del amor que recibimos para dar.

sábado, 1 de mayo de 2010

INTENCIONES DEL SANTO PADRE PARA EL MES DE MAYO

General: Para que se ponga fin al vergonzoso e inicuo comercio de seres humanos, que tristemente involucra a millones de mujeres y niños.
Misionera: Para que los ministros ordenados, las religiosas, religiosos y los laicos comprometidos en el apostolado, sepan infundir entusiasmo misionero a las comunidades confiadas a su cuidado.

jueves, 29 de abril de 2010

SANTA CATALINA DE SIENA - Virgen y Doctora de la Iglesia

Nació en Siena el año 1347; siendo aún niña, movida por su deseo de perfección, se hizo terciaria dominica. Llena de amor a Dios y al prójimo, trabajó intensamente por la paz y la concordia entre las ciudades, defendió con ardor los derechos y la libertad del romano pontífice y promovió la renovación de la vida religiosa. También escribió varias obras llenas de sana doctrina y de inspiración celestial. Murió el año 1380.
Señor, Dios nuestro, que diste a Santa Catalina de Siena el don de entregarse con amor a la contemplación de la pasión de Cristo y al servicio de la Iglesia, haz que, por su intercesión, el pueblo cristiano viva siempre unido al misterio de Cristo, para que pueda rebosar de gozo cuando se manifieste su gloria. Amén.

lunes, 5 de abril de 2010

INTENCIONES DEL SANTO PADRE PARA EL MES DE ABRIL

Intención General: Para que toda tendencia hacia el fundamentalismo y el extremismo sea contrarrestada por el constante respeto, la tolerancia y el diálogo entre todos los creyentes.
Intención Misionera: Para que los cristianos perseguidos por causa del Evangelio, sostenidos por el Espíritu Santo, perseveren en el fiel testimonio del amor de Dios por toda la humanidad.

miércoles, 31 de marzo de 2010

PARROQUIA CATEDRAL DE LOS SANTOS JUSTO Y PASTOR

SEMANA SANTA 2010

Lunes, Martes y Miércoles Santo
 7.:30  -  Santa Misa
12:00  -  Santa Misa
17:00  -  Confesiones hasta las 20:00 hs.
19:00  -  Santa Misa
Miércoles 31 de marzo a las 20:00 horas: Concierto en el atrio de la Catedral. Se interpretará la Misa Criolla, organizado por la Municipalidad de la Matanza con la Secretaría de Cultura de la Nación.

Jueves Santo
  9:00  -  Misa Crismal.
16:00  -  Confesiones hasta las 19:00 hs.
20:00  -  Misa de la Cena del Señor.
              Lavatorio de los pies.
              Procesión con el Santísimo Sacramento.
              Adoración hasta la medianoche.

Viernes  Santo
 9:00  -  Confesiones hasta las 12:30 hs.
l6:00  -  Celebración de la Pasión del Señor.
             Adoración de la Cruz.
             Sagrada Comunión.
20:00 -  Via Crucis.

Sábado Santo
  9:00  -  Confesiones hasta las 12:30.
16:30  -  Confesiones hasta las 21:00 hs.
21:00  -  Solemne Vigilia Pascual.
              Liturgia de la luz.
              Pregón Pascual.
              Bendición del Agua Bautismal.
              Renovación de las Promesas Bautismales.
              Santa Misa de Gloria.

Domingo de Pascua.
  7:00  -  Solemne Misa Pascual.
  8:00  -  Misa de la colectividad Eslovena.
  9:30  -  Misa de la colectividad Italiana.
10:30  -  Solemne Misa Pascual.
18:00  -  Adoración Eucarística.
19:00  -  Solemne Misa Pascual.








sábado, 20 de marzo de 2010

En la tarde de hoy, se realizó en dependencias de la Iglesia catedral de San Justo, el encuentro programado por la Secretaria  Diocesana de Liturgia, Música y Arte Sacro, con el fin de instruir a los asistentes acerca de la conveniente preparación de las celebraciones litúrgicas de Semana Santa.
Participaron de la misma varios diáconos permanentes, los alumnos de la Escuela de Ministerios y Diaconado Permanente "Pablo VI" y varios laicos pertenecientes a distintas parroquias de la diócesis.
El encuentro estuvo conducido por el Pbro. Alejandro Díaz.


 

domingo, 14 de marzo de 2010

EL ESPÍRITU DE LA LITURGIA

El espíritu de la liturgia
El sacerdote en los Ritos de Comunión de la Santa Misa
Columna de teología litúrgica dirigida por don Mauro Gagliardi

ROMA, domingo 14 de marzo de marzo 2010 , domingo, 14 de marzo de 2010 (ZENIT.org).- El padre Paul Gunter, profesor en el Pontificio Instituto Litúrgico y Consultor de la Oficina de las Celebraciones Litúrgicas del Sumo Pontífice, nos ofrece en este artículo una panorámica sobre los Ritos de Comunión de la Santa Misa (forma ordinaria y extraordinaria), concentrando la atención sobre el sacerdote celebrante. De su exposición surge el significado litúrgico y espiritual de estos ritos, que disponen al sacerdote y a los fieles a recibir el Cuerpo y la Sangre de Cristo con las debidas disposiciones del alma, de modo que la Comunión eucarística produzca frutos de conversión y de santidad en sus vidas (don Mauro Gagliardi).

***

El sacerdote que se prepara a los ritos de Comunión en la Misa está predispuesto por la Plegaria Eucarística, que acaba de completar, a reconocer que "en el relato de la institución, la eficacia de las palabras y de la acción de Cristo, y el poder del poder del Espíritu Santo, hacen sacramentalmente presentes bajo las especies del pan y del vino su Cuerpo y su Sangre, su sacrificio ofrecido sobre la cruz una vez para siempre" [1]. Por otro lado, cuando llega el momento en que el sacerdote y los fieles reciben la Santa Eucaristía, o sea, cuando se preparan a comer el Cuerpo del Señor y a beber su Sangre, es necesario acordarse del discurso de Jesús en Cafarnaúm, que representa la recepción de la Santa Eucaristía tanto como una venida que como un encuentro [2].

Por cuanto respecta al tema de la venida, el Evangelio de san Juan dice: "el pan de Dios es el que baja del cielo y da la vida al mundo" [3]. Sobre el encuentro, la Eucaristía es incluso concebida como expresión de la relación interna en la Santísima Trinidad, atestiguada en la relación filial de Jesús con su Padre celestial. Jesús la explica con las palabras: "No es que alguien haya visto al Padre; sino aquel que ha venido de Dios, ése ha visto al Padre. En verdad, en verdad os digo: el que cree, tiene vida eterna. Yo soy el pan de la vida" [4]. "Lo mismo que el Padre, que vive, me ha enviado y yo vivo por el Padre, también el que me coma vivirá por mí" [5]. En consecuencia, la preparación personal y pública para recibir la Santa Eucaristía, que los Ritos de Comunión favorecen de forma tan intensa, tanto en la forma ordinaria como en la extraordinaria de la Misa, no preparan al sacerdote y a los fieles a recibir una cosa, sino a una Persona. Come resume Romano Guardini: "No esto, sino a Él, la Persona suprema alabada por toda la eternidad" [6].

La forma ordinaria del Rito Romano

En la forma ordinaria (o Misa de Pablo VI), al inicio de los Ritos de Comunión, guiados por el sacerdote, el pueblo está en pie. A nivel simbólico, la imagen del sacerdote que está en el centro del altar, rodeado por la asamblea en pie, representa una anticipación de la Iglesia que estará con Cristo en el cielo al final de los tiempos. El sacerdote introduce el Pater Noster utilizando una de las fórmulas previstas, antes de que se recite o se cante juntos la oración del Señor. Las palabras que Jesús nos enseñó para que rezásemos con confianza, y que nosotros utilizamos antes de acercarnos a la Santa Eucaristía, han sido comentadas por numerosos autores. Por ejemplo, algunos textos tomados del comentario de san Cipriano de Cartago sobre la oración del Señor fueron insertados en el Oficio de Lecturas de la Liturgia de las Horas, en la semana undécima del Tiempo Ordinario, para educarnos a un mayor aprecio del significado de estas palabras [7]. Los textos de san Cipriano recuerdan al sacerdote que cada recitación del Pater Noster es un acto eclesial, que trae consecuencias en la vida de los demás. San Cipriano escribió:

"Ante todo, el Maestro de la paz y de la unidad no quiso que orásemos por cuenta nuestra y en privado, de manera que cada uno rezase sólo para sí mismo. Por eso no decimos Padre mio que estás en el cielo, o Dame hoy mi pan [...]. Nuestra oración es pública y para todos y, cuando rezamos, lo hacemos no por una persona sola, sino por todas, porque nosotros todos somos uno" [8].

La oración Libera nos continua difundiendo dulcemente los ecos del Pater Noster y describe la indignidad humana y la necesidad de liberación del mal con que nos acercamos a la Eucaristía. El sacerdote, que reza a favor de cada uno, reconoce, por un lado, las circunstancias que inciden sobre nuestra paz, en vidas manchadas por pecados y angustias; y por la otra, la gozosa esperanza que trae la venida del Señor. El pueblo completa la oración con una doxología, que expresa la expectativa de que el Señor cumplirá su promesa de ser glorificado en nosotros. La oración Domine Iesu Christe se concentra sobre nuestros pecados y angustias y reposa sobre la fe de la Iglesia que espera la paz y la unidad del reino, como cumplimiento de la voluntad de Dios. Después, el sacerdote extiende las manos e intercambia el saludo con la asamblea: Pax Domini sit semper vobiscum. Se responde: Et cum spiritu tuo.

El intercambio efectivo de la paz no representa un componente obligatorio de la liturgia: el diácono o el sacerdote pueden, si es oportuno, invitar a los presentes a intercambiarse el signo de la paz. Las discusiones respecto al momento más apropiado para intercambiarse la paz dentro de la liturgia sin distintas de las que se refieren al modo de intercambiarla. El Misal mantiene las debidas distinciones eclesiológicas. Ciertamente, el intercambio de la paz no es un momento en el que de una actitud formal se pase a una informal, sino más bien un momento en el que las relaciones humanas, que son parte intrínseca del orden de las cosas, se revelan en sus justas proporciones. "Se trata de un rito de intercambio, no de un saludo por las buenas" [9]. Santo Tomás de Aquino expresó esta relación entre las relaciones humanas y el buen orden en su bello himno al Santísimo Sacramento con el título Pange Lingua, cantado el Jueves Santo y en el día del Corpus Domini en la liturgia romana [10]. La tercera estrofa recita: "En la noche de la Cena, / sentado a la mesa con sus hermanos, / tras haber observado plenamente las prescripciones de la ley..." [11].

El sacerdote intercambia la paz con el diácono o con el ministro asistente. No está previsto que deje el presbiterio para saludar a los fieles en la nave. Estos se intercambian la paz sólo con aquellos que están más cerca. El libro distingue estos dos gestos (es decir, el del celebrante y el de los fieles), lo que impide que haya un malentendido eclesiológico, que podría brotar de una visión puramente horizontal.

La fracción del pan, que sigue, posee un aspecto práctico y uno simbólico. Desde el punto de vista ritual, en muchos casos el celebrante rompe la Hostia grande, que consume en primera persona. Por otro lado, este rito permite que se use también una Hostia más grande respecto a lo normal, que se haga pedazos para distribuirlos a los fieles. Una partícula de ésta debe meterse en el cáliz, mientras el sacerdote dice en secreto: "El Cuerpo y la Sangre de Cristo, unidos en este cáliz, sean para nosotros alimento de vida eterna".

El Agnus Dei que acompaña esta acción pide perdón y se dirige a Jesús, que es el Cordero pascual, cuyo cuerpo sacrificado ha derramado su sangre para el perdón de los pecados. La imagen de Jesús como Cordero está representada en un modo extraordinario por un retablo de la catedral de San Bavón, en Gante, en la que se ve un cordero de pie sobre el altar, que derrama su sangre en un cáliz [12]. El Agnus Dei se remite al Libro del Apocalipsis, que proclama la dignidad del Cordero que fue inmolado [13] y la bendición de aquellos que son invitados al banquete de bodas del Cordero [14]. La antigüedad del Agnus Dei en el Rito Romano es tal que muchos expertos sostienen que fue el papa Sergio I (687-701) quien lo introdujo en la Misa. La tercera invocación del Agnus Dei pide la paz porque la Santísima Eucaristía es Sacramento de Paz, en cuanto que es el medio a través del cual todos aquellos que lo reciben se estrechan en un vínculo de unidad y de paz [15].

El sacerdote reza en secreto una oración preparatoria personal a la Santa Comunión, entre las dos que propone el Misal. En la primera, pide ser liberado de sus iniquidades y de todo otro mal, a través del Cuerpo y la Sangre de Cristo, y pide la gracia de permanecer en los mandamientos del Señor para que nada pueda nunca separarle de él. En la segunda, el sacerdote ora para que su recepción del Cuerpo y la Sangre de Cristo no traiga sobre él un juicio de condena, sino al contrario, represente una defensa y una cura para el alma y el cuerpo. La Comunión del sacerdote, que siempre precede a la de los fieles, se hace bajo las dos especies, para completar la acción litúrgica de la Misa. Él ora para que el Cuerpo y la Sangre de Cristo lo conduzcan a la vida eterna. En cambio, en la purificación de los vasos sagrados, reza en favor de los que han comulgado (incluido, por tanto, él mismo), para que lo que han recibido con los labios sea recibido por un corazón puro, y para que de simple don hecho en el tiempo, la Comunión eucarística se convierta en un remedio que dura para la vida eterna. El conjunto de estas palabras y acciones revela que aquí se ha celebrado un gran misterio: la Celebración eucarística es un kairos - tiempo favorable del Señor - que ha interceptado el chronos, o sea, el tiempo que es simple sucesión de acontecimientos que tienen lugar alrededor nuestro. Por eso aquí, ante Dios, el silencio representa en el fondo la única respuesta personal apropiada que proviene de la parte más íntima de nuestro ser para expresar fe, reverencia y comunión de amor con Aquel que hemos recibido.

Este momento de silencio debería ser salvaguardado con atención. Debería durar minutos y no segundos, para proporcionar un espacio de oración claramente definido. En la oración después de la Comunión, que también prevé una pausa de silencio después del Oremus, sobre todo si esta no ha sido observada en precedencia, el sacerdote guía el agradecimiento de la Iglesia y reza para que el don de la Comunión, que ha sido distribuido, pueda dar fruto en nosotros. El Amén con el cual los fieles responden a esta oración concluye los Ritos de Comunión, que habían iniciado con la invitación del sacerdote a rezar el Pater Noster.

La forma extraordinaria

El sacerdote en los Ritos de Comunión de la forma extraordinaria (o Misa de san Pío V) realiza gestos más complejos, que indican la identidad y la función sacerdotales, en preparación a la Santa Comunión. Siguiendo el mismo orden usado para exponer los ritos de la forma ordinaria, consideremos ahora la extraordinaria, comenzando por la introducción al Pater Noster hasta la conclusión de la oración tras la Comunión. Se notan ciertamente diferencias entre ambas formas que componen el Rito Romano. Dado que el Misal Tridentino prevé celebraciones con distintos grados de solemnidad, en estos casos los ministros asistentes llevan a cabo acciones que en cambio son realizadas por el propio sacerdote cuando celebra la Misa Baja (no solemne). El sacerdote recita el Pater Noster él solo y el ministro asistente responde: sed libera nos a malo. El Libera quaesumus incluye las intercesiones de todos los santos, y además de mencionar a la Virgen María y a los santos Pedro y Pablo, incluye también a san Andrés, probablemente como signo de particular devoción hacia el apóstol.

Cuando el sacerdote reza para obtener la paz en nuestros días [16], hace el signo de la cruz sobre sí mismo con la patena y la besa sobre la orla superior, antes de ponerla bajo la Hostia, para preparar el desarrollo de la fracción del pan. En su explicación de las oraciones y ceremonias de la Santa Misa, Guéranger ofrece un comentario que describe el objetivo de la fórmula Haec Commixtio, que se dice en el momento de inserir la partícula de la Hostia en el cáliz - comentario que al mismo tiempo revela la tendencia de este autor hacia la alegoría:

"El sacerdote después deja caer la partícula que tenía en la mano dentro del cáliz, mezclando así el Cuerpo y la Sangre del Señor, diciendo al mismo tiempo: Haec commixtio et consecratio Corporis et Sanguinis Domini nostri Iesu Christi fiat accipientibus nobis in vitam aeternam. Amen. ¿Cual es el significado de este rito? ¿Qué cosa se significa en la mezcla de la Partícula con la Sangre que está en el cáliz? Este rito no es de los más antiguos, aunque tiene casi mil años. Su fin es demostrar que, en el momento de la resurrección de Nuestro Señor, su Sangre se unió de nuevo a su Cuerpo, circulando en sus venas como antes. No habría sido suficiente que se fuese reunida a su Cuerpo solo su Alma; debía suceder lo mismo con su Sangre, de modo que el Señor estuviese íntegro y completo. Nuestro Salvador, por eso, en la resurrección retomó su Sangre que había sido antes derramada en el Calvario, en el Pretorio y en el Huerto de los Olivos" [17].

Tras el Agnus Dei, hay tres plegarias que el sacerdote dice antes de la Santa Comunión, con los ojos fijos sobre la sagrada Hostia y cuyo contenido se encuentra largamente en los Ritos de Comunión de la forma ordinaria. Después, teniendo la Hostia dice la fórmula Domine, non sum dignus por tres veces y simultáneamente se bate el pecho. Cuando purifica la patena en el cáliz antes de consumir la preciosa Sangre, cita el Salmo 115: "¿Cómo al Señor podré pagar todo el bien que me ha hecho? La copa de salvación levantaré, e invocaré el nombre del Señor", y añade: "Alabando invocaré al Señor y me salvará de mis enemigos" [18]. Durante la purificación del cáliz, tras el Quod ore sumpsimus, el sacerdote reza para que no quede en él alguna mancha de sus faltas y que el Cuerpo y la Sangre de Cristo que ha recibido transformen todo su ser.

Se ve que el énfasis reposa sobre el carácter sacerdotal y sobre las acciones litúrgicas del sacerdote en los Ritos de Comunión son extremamente alentadores. Mientras no esconden la conciencia que el sacerdote posee de su propia indignidad, subrayando con todo su dignidad única y le recuerdan cómo debe luchar para volverse puro y santo como Cristo. Por ello estos ritos invitan - e invitan de un modo inmediato - al sacerdote que realiza el sacrificio a entrar en una unión más estrecha con Jesucristo, Sumo Sacerdote y Víctima. Además invitan a los fieles a reconocer con alegría el ministerio del sacerdocio, cuyo misterio es esencial para la Eucaristía, como "Fuente y culmen de la vida y la misión de la Iglesia" [19]. En estos aspectos distintos de la misma invitación, la Iglesia entrevé las maravillas del amor de Dios, que se humilló a sí mismo para compartir nuestra humanidad; amor que renueva su invitación cada vez que su alianza de amor se hace presente sobre el altar, cuando Cristo arrastra nuestra existencia humana cada vez más profundamente a su vida resucitada. Como atestigua el autor del Apocalipsis: "Mira que estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y me abre la puerta, entraré en su casa y cenaré con él y él conmigo" [20].

[Por Paul Gunter, O.S.B.

Traducción de Inma Álvarez]

viernes, 5 de marzo de 2010

Encuentro preparatorio para las celebraciones de Semana Santa

Por iniciativa de la Secretaría Diocesana de Liturgia, el próximo sábado 20 de marzo,se realizará un encuentro en el que se presentarán sugerencias y aportes prácticos, acerca de cómo preparar las celebraciones de la Semana Santa. Dicho encuentro será guiado por el padre ALEJANDRO DIAZ, y estará dirigido especialmente a diáconos permanentes, ministros extraordinarios de la Sagrada Comunión y otras personas ligadas a los equipos de liturgia de las parroquias.
La cita es en la parroquia de los santos Justo y Pastor (Iglesia Catedral) con horario de comienzo a las 15:00 horas y finalizando a las 16:30 horas a fin de posibilitar las actividades de quienes tienen compromisos pastorales
más tarde en sus parroquias.

lunes, 1 de marzo de 2010

INTENCIONES DEL SANTO PADRE PARA EL MES DE MARZO

Intención General: Para que la economía mundial se desarrolle según criterios de justicia y equidad, teniendo en cuanta las exigencias reales de los pueblos, especialmente de los más pobres.
Intención Misionera: Para que las iglesias en África sean signo e instrumento de reconciliación y de justicia en todas las regiones del continente.

sábado, 27 de febrero de 2010

HOMILÍA SEGUNDO DOMINGO DE CUARESMA

En la primera Lectura correspondiente al Libro del Génesis, se nos relata un pacto entre Dios y Abram. Dios lo sacó de su casa y lo llevó a mirar el cielo, le hizo ver las estrellas y contarlas y luego le prometió que así sería su descendencia.
Abram era un arameo errante. Como muchos de sus contemporáneos, se dedicaba a la cría de animales yendo de un lugar para otro para alimentar a su rebaño. Él ya era anciano y su esposa Sara además estéril.
Por eso la promesa de Dios, de un Dios que todavía no se había revelado en plenitud, puede paracer a los ojos de Abram un despropósito. Naturalmente las condiciones eran totalmente adversas para que la promesa se cumpliera. Sin embargo, dice la Escritura, él creyó y por eso fue considerado un hombre justo, un hombre santo. Abram creyó contra toda esperanza.

Lo que continúa es un ritual que utilizaban las partes para hacer un contrato. Se sacrificaban animales, se los ponía de un lado y del otro y los contractuantes pasaban por el medio, para significar que si alguno no cumplía con el pacto le pasaría igual que a esos animales.

En medio del sacrificio pasa el fuego, signo de la presencia de Dios. También Dios se abaja para dar su Palabra. Es la Alianza de Dios con Abram que se va a ir reiterando y actualizando con Moisés y con el pueblo hasta llegar a la Nueva y Eterna Alianza en Jesucristo. Es interesante ver cómo, a pesar de ser el hombre el que incumplió reiteradamente la Alianza por no creer en Dios o por no saber esperar sus tiempos, es Dios el que a través de su Hijo termina como los animales derramando la Sangre. La nueva Alianza no necesita de animales, porque es Dios quien provee al Cordero para el Sacrificio. Hasta en esto Dios toma el lugar del hombre, para rescatarlo, para salvarlo. Por eso el Papa nos dice que “no son los sacrificios del hombre los que le libran del peso de las culpas, sino el gesto del amor de Dios que se abre hasta el exremo, hasta aceptar en sí mismo la maldición que corresponde al hombre, a fin de transmitirle la bendición que corresponde a Dios”

En la segunda Lectura, san Pablo exhorta a los filipenses para que sean fieles a Cristo y les pide que lo imiten a él que se mantiene firme en la fe del Señor. Les pone como antimodelo a los que son enemigos de la cruz del Señor buscando sastisfacer su vida con las cosas de la tierra. Por eso les recuerda que los cristianos somos ciudadanos del cielo y hacia allí vamos, sabiendo que si morimos con Cristo resucitaremos con Él. Que si somos capaces de vivir aquí como sus discípulos, podremos participar de su gloria y mucho más aún.

El Evangelio de San Lucas nos relata la transfiguración. Antes Jesús había consultado a los discípulos acerca de lo que la gente decía de Él: ¿quién dice la gente que soy yo? Y Pedro había hecho su profesión de fe. “Tú eres el Mesías el Hijo de Dios”. Para que esto no les hiciera perder de vista el verdadero sentido del mesianismo de Jesús, el Señor les anuncia que debe subir a Jerusalén y entregar allí su vida. Evidentemente esa noticia calló muy mal entre los discípulos que esperaban a un Mesías poderoso que los liberaría de las esclavitudes temporales y políticas, de la pobreza y de tantas ataduras que tienen las sociedades. Sin embargo Jesús quiere demostrarles que su reino no es de este mundo. Que ilumina a este mundo, pero que lo trasciende.
Ante la angustia de sus discípulos invita a tres de ellos a acompañarlo a la montaña a rezar. La montaña simboliza la morada de Dios, el lugar donde Dios se manifiesta (teofanía). Y mientras ellos dormían porque era de noche, cuando Jesús termina su oración se produce este hecho maravilloso que adelanta la visión de la gloria de Dios.
Aparecen dos testigos que estaban esperando a Jesús, Moisés y Elías. Dos personajes que representan a todos los justos que creyeron en Dios y en sus promesas y que ahora van a poder ver su cumplimiento.
Cuando Moisés hablaba con Dios, su rostro se ponía radiante. Como si una luz lo iluminara desde adentro, como una lámpara o un velador. Ahora todo el Cuerpo del Señor queda iluminado, cambia su figura y resplandece como el sol. Y aquí viene la revelación más importante. Antes los hombres habían expresado su parecer acerca de Jesús. Pedro había hecho su profesión de fe en su mesianismo. Pero faltaba la voz de Aquél que sabe quién es Jesús. “Este es mi Hijo, el amado, escúchenlo”. Dios mismo da fe, sale de testigo de Jesús y nos da a nosotros una orden, “escúchenlo”.
Dios ha manifestado su belleza. Por eso la Cuaresma, nos tiene que ayudar a descubrir esta belleza de Jesús que se manifiesta en nuestra vida. Como nos dice el obispo en su carta pastoral de Cuaresma “La Cuaresma vivida como búsqueda y encuentro, nos hace sensibles a la belleza luminosa de la Pascua” y citando al Papa “La belleza es la clave del misterio, llamada y camino hacia lo trascendente, hacia el Misterio último, es decir hacia Dios”.

La contemplación de la Belleza necesita preparación. No podemos salir de la oscuridad al sol sin ser encandilados, heridos por su luz. No podemos pasar de la oscuridad, de la chatura, de la mediocridad de nuestra vida y entrar en la Luz Pascual sin ser encandilados. Y a veces el encandilamiento no nos deja ver la realidad, nos enceguece. Por eso este tiempo de preparación. Necesitamos preparar nuestra vida para poder contemplar al final del camino el rostro de Dios.

Hermanos, no nos distraigamos. No hagamos como aquellos que sólo viven para comer, que sólo viven para las realidades inmediatas, que vuelan muy bajo, que no se dejan seducir por lo trascendente, que se conforman con la belleza creada y no buscan al Creador. Seamos fieles a la Alianza sellada con la Sangre de Cristo. Dejemos que Él guíe nuestros pasos, no nos encerremos en la oscuridad de nuestra vida. Él nos ama, nos busca, nos atrae, nos desea. Dejemos que el anticipo que nos muestra en la transfiguración de cada Eucaristía nos conmueva y aumente en nosotros el deseo de verlo, de tenerlo, de amarlo.
A veces este paso nos da miedo y no tenemos el coraje de romper con las ataduras que nos dan una aparente seguridad, trabajos, personas, situaciones, que nos alejan de Dios. Hagamos como Abram, que creyendo contra toda esperanza, abandonó su tierra, sus propiedades, su familia y salió obediente por el camino que Dios le trazaba, y hoy puede gozarse de ver cumplida la promesa porque es el padre de una multidud de estrellas que somos todos los creyentes en Dios.
Tengamos el coraje de poner a Dios por encima de todo. No nos aferremos a bellezas efímeras, a amores pasajeros. Cuando murió la reina, san Francisco de Borja, que era su consejero, se acercó al ataúd y vió allí los despojos de quien había sido modelo de belleza y poder. Al ver todo eso descomponiéndose en un cajón exclamó “nunca más serviré a un Señor que se me pueda morir”.

Convertirse a Cristo es desearlo “creer en el Evangelio, dice el Papa, significa salir de la ilusión de la autosuficiencia para descubrir y aceptar la propia indigencia, indigencia de los demás y de Dios, exigencia de su perdón y de su amistad”. Este reconocimiento de la pobreza propia y de la necesidad de los demás se llama humildad, y es esta virtud la que nos hace falta para dejarnos ayudar por Dios y por los hermanos, especialmente en los sacramentos de la Penitencia y de la Eucaristía. Quienes dicen yo me confieso con Dios, o yo no tengo pecados, en realidad lo que dicen es yo soy autosuficiente, yo puedo salvarme solo. A esos, no les faltan pecados, lo que les falta es humildad. De allí nacen las excusas ¿por qué me tengo que confesar con otro hombre? ¿Qué mal puedo hacer yo? Si seguimos atentamente las enseñanzas de estos domingos, vamos a descubrir que pecar no es sólo violar alguno de los diez mandamientos, sino que es algo mucho más profundo que oscurece el alma y nuestras relaciones con Dios y con los demás. Es creerse autosuficiente, creerse que con mis ideas, mis criterios, mis gustos, mis normas, mis leyes, puedo salvarme, sin escuchar a Jesús que nos habla por la Iglesia “el que a Uds los recibe, me recibe a mí” “lo que ates quedará atado”

Pidamos al Señor que nos ayude a seguir subiendo el monte, que nos ayude a vivir las prácticas de la oración, la penintencia, el ayuno, la limosna y sobre todo que nos vaya mostrando el camino, como una linterna, para que podamos llegar al monte de la Pascua y contemplar la belleza de su resurrección que es la nuestra.

Amén

HOMILÍA PRIMER DOMINGO DE CUARESMA

En la primera Lectura, Moisés le enseña al Pueblo a ser agradecidos con Dios. Si prestamos atención vamos a ver que hay muchos elementos comunes con nuestra liturgia actual:
. La ofrenda presentada ante el sacerdote. Es el esfuerzo del trabajo, las primicias de nuestras realizaciones. Un modo de devolverle a Dios lo que Él nos ha dado primero a nosotros.
. La oración de memorial. Hace presente la historia de la salvación con el reconocimiento que Dios ha liberado a su Pueblo de la esclavitud. Este memorial recitado al modo de un Credo o símbolo de fe, no sólo recuerda el pasado sino que lo hace presente. Dios sigue siendo el Dios que libera y cura, el Dios de la Alianza.
. La adoración. El encuentro con Dios tiene que ser un encuentro de adoración, donde la criatura se reconoce pobre, indigente, necesitada y reconoce en Dios al único Señor capaz de liberarla. Adorar a Dios es reconocer que Él es Dios y que no hay ninguno más. Es reconocer nuestra propia miseria. Nada le añade nuestra adoración a Dios, pero sí a nosotros porque nos hace participar de su gloria. Como nos enseña san Ireneo “ Del mismo modo, el servir a Dios nada le añade a Dios, ni tiene Dios necesidad alguna de nuestra sumisión; es él, por el contrario, quien da la vida, la incorrupción y la gloria eterna a los que lo siguen y sirven, beneficiándolos por el hecho de seguirlo y servirlo, sin recibir de ellos beneficio alguno, ya que es en sí mismo rico, perfecto, sin que nada le falte. La razón, pues, por la que Dios desea que los hombres lo sirvan es su bondad y misericordia, por las que quiere beneficiar a los que perseveran en su servicio, pues, si Dios no necesita de nadie, el hombre, en cambio, necesita de la comunión con Dios.
En esto consiste la gloria del hombre, en perseverar y permanecer en el servicio de Dios” No adorar es creerse dios.

En la segunda Lectura San Pablo nos enseña el camino de la salvación que pasa por creer y dar testimonio de Jesús. No basta con solo creer, sino que es necesario dar testimonio. Lo que la Iglesia llama discípulo misionero de Jesucristo. Es por tanto necesario creer con el corazón y anunciar con los labios que Él es el Señor que ha resucitado de entre los muertos.
No alcanza con sólo decir “Señor, Señor”, si esa fe no va acompañada de obras. Tampoco las obras por sí mismas nos salvarán si no son manifestación de nuestra fe.
A vivir esta fe estamos llamados todos, ya no hay diferencia, dice San Pablo entre judíos y no judíos.

Hasta aquí vemos un rasgo común y esencial a la fe judeo cristiana. Es una fe comunitaria, que tiene como origen y fin al Dios Creador y Liberador. Que diviniza las realidades humanas elevando nuestro trabajo hacia el Cielo y que reconoce a Dios como el único Dios y objeto de nuestra adoración.

Hay personas que dicen “yo creo en Dios a mi manera” o “yo creo en Dios pero no en la Iglesia” o “yo rezo a mi manera”. Este pecado es fruto del relativismo en el que hemos caído, todo da igual. Es el cambalache del que ya nos habló Discépolo. El relativismo, tan denunciado por el Papa, es la ideología que nos hace creer que todo está bien si nos hace sentir bien. Eso conduce al subjetivismo. Ya no hay normas comunes fundadas en la ley natural sino que cada uno hace lo que “siente” lo que cree mejor sin escuchar la voz de Dios ni la voz de los hermanos. Se han creado teologías y doctrinas personales para justificar la falta de fe y de compromiso serio con Dios. Este camino, que lamentablemente muchos han elegido para sí y para sus hijos, conduce necesariamente a la esclavitud y a la muerte. Este subjetivismo lleva al egoísmo y la manifestación más clara es decir “Dios me salvará a mí a mi manera”. ¡Qué tristeza produce el ver a tantos padres, o responsables de otros, que se ocupan sólo de su salvación y no invitan u obligan a sus hijos a adorar a Dios como Él desea ser adorado! Siempre pienso en aquellas palabras de Jesús: “el que come mi Carne y bebe mi Sangre tendrá la Vida eterna y yo lo resucitaré en el último día”. ¿Qué fe tienen esos padres que no se afanan porque sus hijos se alimenten de este Pan y este Vino?

En el Evangelio Lucas nos relata las tentaciones de Jesús en el desierto.
La tentación es algo que puede venir de nuestro interior, en donde dice Jesús nace el pecado y la maldad. Así es el egoísmo, la envidia, los pensamientos y deseos impuros, los adulterios, la maldad, la infidelidad, la deslealtad. Pero puede provenir también desde el exterior, como es en el caso de las tentaciones que debió padecer Jesús.
Así de dentro y de fuera buscan separarnos de Dios, de sus proyectos, de sus caminos. Es como cuando alguien que se dice nuestro amigo nos habla mal de otro para que nos separemos. Pero hay una voz más fuerte, más firme, que puede vencer esas otras voces si disponemos el corazón para escucharla. Hace falta tener un oído muy fino, un silencio atento, un corazón dócil.

Siguiendo el mensaje cuaresmal que iniciamos el miércoles de Ceniza podríamos decir que Jesús, que es la Belleza, se enfrenta al demonio, que es la fealdad personificada. El demonio quiere apartarlo de Dios y lo prueba poniendo en tela de juicio la filiación divina de Jesús “si eres el Hijo de Dios…”. Quiere que Jesús renuncie a la Belleza por un poco de pan. Así sucede con los que se han olvidado de Dios por tener algo más. Se han dejado seducir por el demonio que les ofrece bienes materiales. Son los que dicen “yo creo en Dios pero tengo que trabajar. No puedo ir a Misa porque estas obligaciones me lo impiden” Estas personas se han dejado seducir por el demonio. Cuando hay algo o alguien que sea más importante que Dios, tengan por seguro que han caído en las garras del demonio.
En al segunda tentación el demonio quiere que Jesús lo adore a cambio de todos los reinos que se ven desde la altura. ¡Cuántas veces el poder pierde a las personas! El poder debe ser servicio, no opresión. Estamos acostumbrados a un poder egoísta que sólo busca su propio bien. Eso es demoníaco, sea quien sea el que lo ejerza. El Papa nos habla de la Justicia de Dios que es Jesucristo, Él es la justicia de Dios para nosotros, Él ha pagado el precio de nuestro rescate. Cuando el poder se corrompe nos aleja de la justicia divina. Cuando somos corruptos en nuestras relaciones comerciales, en nuestro trabajo, con nuestros compañeros o empleados, nos hemos dejado seducir por el demonio y hemos caído en su trampa.
La última tentación es quizás la peor de todas porque como dice Jesús “no tentarás al Señor tu Dios”. A veces tentamos a Dios poniéndonos al límite de la insolencia. Así obran quienes dicen “hago lo que quiero total Dios me va a perdonar” y no reconocen nunca su pecado. Es la tentación en la que han caído quienes se han hecho normas propias y no quieren obedecer a Dios y a la Iglesia.

Hermanos, Jesús nos muestra que hay dos caminos. Para seguir el suyo contamos con su gracia que nos da en la Palabra y los Sacramentos. “Tú eres mi Dios y en Ti confío”. Ese es el único camino que nos conduce a la Belleza, al Bien y a la Verdad. El otro camino nos lleva a la esclavitud, al encierro en nosotros mismos y a la muerte eterna. Cada uno sabrá cuál elige.
El que tenga oídos para oír que oiga.

Amén.

HOMILÍA MIÉRCOLES DE CENIZAS

Como dice nuestro obispo “con la celebración del miércoles de Ceniza, nos comprometemos a recorrer juntos como Iglesia, el camino hacia la Pascua. Necesitamos integrar nuestra vida en el Misterio Pascual, ser iluminados y renovados desde denro de nuestra realidad personal, familiar y comunitaria”

Comenzamos con imposición de las cenizas. La ceniza, del latín “cinis”, es producto de la combustión de algo por el fuego. Por extensión, pues, representa la conciencia de la nada, de la muerte, de la caducidad del ser humano, y en sentido trasladado, de humildad y penitencia.
Ya podemos apreciar esta simbología en los comienzos de la historia de la Salvación cuando leemos en el libro del Génesis que “Dios formó al hombre con polvo de la tierra” (Gen 2,7). Eso es lo que significa el nombre de “Adán”. Y se le recuerda enseguida que ése es precisamente su fin: “hasta que vuelvas a la tierra, pues de ella fuiste hecho” (Gn 3,19). En Gén 18, 27 Abraham dirá: “en verdad soy polvo y ceniza. En Jonás 3,6 sirve, por ejemplo, para describir la conversión de los habitantes de Nínive. La ceniza significa también el sufrimiento, el luto, el arrepentimiento. En Job (Jb 42,6) es explícítamente signo de dolor y de penitencia.
El gesto simbólico de la imposición de ceniza en la frente, se hace como respuesta a la Palabra de Dios que nos invita a la conversión, como inicio y entrada al ayuno cuaresmal y a la marcha de preparación para la Pascua. La Cuaresma empieza con ceniza y termina con el fuego, el agua y la luz de la Vigilia Pascual. Algo debe quemarse y destruirse en nosotros -el hombre viejo- para dar lugar a la novedad de la vida pascual de Cristo.

Por eso cuando nos acerquémos a recibir las cenizas, meditemos muy bien en nuestro corazón las palabras que pronunciará el celebrante al imponérnoslas en forma de Cruz: “Arrepiéntete y cree en el Evangelio” (Cf Mc1,15) y “Acuérdate de que eres polvo y al polvo has de volver” (Cf Gén 3,19). Para que de verdad sea un signo y unas palabras que nos lleven a descubrir nuestra caducidad, nuestro deseo y necesidad de conversión y aceptación del Evangelio, y el deseo de recibir la novedad de vida que Cristo cada año quiere comunicarnos en la Pascua.

Todos los hombres, también los cristianos, también los que se creen muy buenos, necesitamos un cambio de mente, una metanoia, una conversión. Es como cuando llevamos la computadora a arreglar y le borran todo el disco para empezar de nuevo. Quizás a lo largo del año vamos llenando nuestro corazón, nuestros sentidos y nuestras mentes de aquellas cosas que lejos de acercarnos a la felicidad nos apartan de ella. Cosas y tal vez personas que nos infectan, nos manchan, nos alejan del camino. Imágenes, palabras, sentimientos, reconres, broncas….. que arrugan nuestro corazón y no nos permiten amar con libertad. Cuando las cosas nos esclavizan, terminan siendo nuestros amos. Cuando las personas nos hacen daño, nos hieren, nos conducen por caminos equivocados, se burlan de nuestra fe, desprecian a quienes amamos…. se transforman en un verdadero peligro que pone en riesgo nuestra felicidad. Como la computadora, nos llenamos de virus que no nos dejan funcionar. Sólo el hombre que pone su confianza en Dios, que se sabe débil y pecador, se humilla ante su Creador y busca el camino que lo conduce hacia Él como el enamorado busca el camino que lo lleva a la casa de su amor. De esto se trata la conversión, de limpiar nuestra vida, y de proponernos comenzar una nueva vida iluminada por la luz de la Pascua. Como la ceniza desaparecemos para resucitar con la Luz de Cristo.

Permítanme indicarles dos caminos que nos señalan nuestros Pastores como medios para alcanzar la conversión, o mejor dicho seguir creciendo en el conocimiento y amor de Dios que nos llevará a la santidad de vida y nos hará agradables, no sólo a Dios sino también a los hermanos, a los que necesitan que seamos buenos, que seamos santos.

Por un lado Mons. Martini nos propone el camino de la Belleza. Dios es la Belleza en sí mismo. “La Cuaresma vivida como búsqueda y encuentro, nos hace sensibles a la belleza luminosa de la Pascua, como el paso de la muerte a la Vida y del pecado a la gracia de hombres nuevos, embellecidos por las manos del Creador y Redentor”
La Belleza nos atrae, produce en nosotros un deseo que nos mueve a buscarla. ¡Cómo corre el enamorado a buscar a su amada, cómo suspira por la ausencia de su amor! ¡Cómo corren los turistas buscando la belleza de los paisajes! “Como busca la cierva corrientes de agua, así mi alma te busca a ti Señor”. Así debemos correr nosotros en busca de Dios. Para hacerlo necesitamos levantar los ojos del piso, de la tierra de nuestra vida cotidiana hacia lo trascendente. Tenemos que aprender a mirar al Cielo y así unir en nosotros el Cielo y la tierra. Dejémonos atraer y admirar por la Belleza de Dios!!! “Somos atraídos por Jesús de diversas maneras- agrega Martini- y muchos sin saberlo en el sufrimiento y en el amor sano a los demás”. Jesús nos habla en su Palabra y nos alimenta con su Cuerpo y Sangre. Si nos enamoramos de la Belleza de Jesús, Él es la Belleza, entonces nuestra relación con Él dejará de parecernos una obligación, sino que se convertirá en un deseo profundo, en una necesidad que hará que cada Eucaristía, cada Domingo, nos veamos ansiosos por encontrarnos con Él. Viviremos los días que nos separan entre domingo y domingo con la ansiedad del enamorado, con el deseo profundo de un amigo que espera encontrarse con su amigo.

Por otro lado el Santo Padre nos habla de la justicia de Dios que se ha manifestado por la fe en Jesucristo, tomando como texto de referencia Rm. 3,21-22.
La justicia es la virtud por la que a cada uno se le da lo suyo. Pero ¿qué es lo suyo? nos interpela el Papa. ¿Qué es lo más propio del hombre? “Los bienes materiales ciertamente son útiles y necesarios (es más, Jesús mismo se preocupó de curar a los enfermos, de dar de comer a la multitud que lo seguía y sin duda condena la indiferencia que también hoy provoca la muerte de centenares de millones de seres humanos por falta de alimentos, de agua y de medicinas), pero la justicia “distributiva” no proporciona al ser humano todo “lo suyo” que le corresponde. Este, además del pan y más que el pan, necesita a Dios. Observa san Agustín: si “la justicia es la virtud que distribuye a cada uno lo suyo... no es justicia humana la que aparta al hombre del verdadero Dios” (De Civitate Dei, XIX, 21).
La necesidad de conversión, viene entre otras cosas, de la necesidad deliberarnos del impulso egoísta. “Abierto por naturaleza al libre flujo del compartir, siente dentro de sí una extraña fuerza de gravedad que lo lleva a replegarse en sí mismo, a imponerse por encima de los demás y contra ellos: es el egoísmo, consecuencia de la culpa original. Adán y Eva, seducidos por la mentira de Satanás, aferrando el misterioso fruto en contra del mandamiento divino, sustituyeron la lógica del confiar en el Amor por la de la sospecha y la competición; la lógica del recibir, del esperar confiado los dones del Otro, por la lógica ansiosa del aferrar y del actuar por su cuenta (cf. Gn 3,1-6), experimentando como resultado un sentimiento de inquietud y de incertidumbre. ¿Cómo puede el hombre librarse de este impulso egoísta y abrirse al amor?”
“Para entrar en la justicia es necesario salir de esa ilusión de autosuficiencia, del profundo estado de cerrazón, que es el origen de nuestra injusticia. En otras palabras, es necesario un “éxodo” más profundo que el que Dios obró con Moisés, una liberación del corazón, que la palabra de la Ley, por sí sola, no tiene el poder de realizar. ¿Existe, pues, esperanza de justicia para el hombre?”
En otras palabras ¿puede el hombre recibir lo que le corresponde? La respuesta es enfática: Si, si cree en Cristo que ha pagado la culpa de todos. “Dios ha pagado en su Hijo por nosotros el precio del rescate”
Muchas veces sufrimos por la personalidad que tenemos y nos proponemos cambiar buscando distintos medios: psicólogos, asesores, esfuerzos. Todo eso puede ayudar. Pero si no tenemos la ayuda de la gracia, difícilmente podamos mantenernos en el cambio. “Convertirse a Cristo, creer en el Evangelio, significa precisamente esto: salir de la ilusión de la autosuficiencia para descubrir y aceptar la propia indigencia, indigencia de los demás y de Dios, exigencia de su perdón y de su amistad.”
“Se entiende, entonces, como la fe no es un hecho natural, cómodo, obvio: hace falta humildad para aceptar tener necesidad de Otro que me libere de lo “mío”, para darme gratuitamente lo “suyo”. Esto sucede especialmente en los sacramentos de la Penitencia y de la Eucaristía. Gracias a la acción de Cristo, nosotros podemos entrar en la justicia “más grande”, que es la del amor (cf. Rm 13,8-10), la justicia de quien en cualquier caso se siente siempre más deudor que acreedor, porque ha recibido más de lo que podía esperar.”
La justicia humana exige vindicación, equidad, que el agresor reciba su merecido. La justicia divina en cambio, solo pide amor, que nos sintamos deudores de Dios, porque no tenemos modo de pagar por su amor.
Para terminar deberíamos preguntarnos ¿cómo podemos ser justos con Dios? ¿Qué le corresponde a Él? ¿Qué es lo “suyo”? ¿Si nos ha comprado al precio de la Sangre de su Hijo Único, si no tuvo en cuenta el dolor de Jesús en la Cruz para salvarte a vos, para salvarme a mí? La respuesta es muy simple: A DIOS LE CORRESPONDEMOS NOSOTROS, SOMOS SUYOS, A ÉL PERTENECEMOS. A ÉL LE PERTENECEN NUESTROS HIJOS.

Por eso hermanos para concluír, dejémonos atraer por la Belleza, dejémonos amar por Dios. Escuchemos su Palabra, recibamos su Cuerpo y Sangre. Dejémonos cuidar, proteger, curar por el Dios que es Amor. No seamos egístas con Él. No lo pongamos en segundo lugar. Démosle en nuestra vida el lugar que le corresponde, el primero y principal. No lo cambiemos por excusas pobres que sólo demuestran nuestra falta de fe y de amor. Y seamos justos con los nuestros, démosle lo que les corresponde. A veces vamos a encontrar rechazo o resistencia. Me pregunto cuando un hijo está enfermo y debe tomar un remedio que no le gusta ¿se lo dejamos de dar? Y cuando tiene que levantarse temprano para ir a la escuela y se queja ¿lo dejamos de mandar? ¿Por qué entonces cuando debemos darle a Dios, bajamos los brazos ante su resistencia? ¿no será acaso porque nos falta fe?

Que todos estos pensamientos nos ayuden a transitar la Cuaresma en oración, ayuno y penitencia para llegar a la Pascua del Señor con alegría profunda en el corazón, desprendidos de la fealdad e injusticia del mundo que nos rodea.

Amén.

viernes, 12 de febrero de 2010

MENSAJE DE CUARESMA DEL OBISPO DIOCESANO DE SAN JUSTO






Mons. BALDOMERO CARLOS MARTINI
Obispo de San Justo








MENSAJE EPISCOPAL CUARESMA 2010

ATRAERÉ A TODOS HACIA MI”

Queridos Hermanos: Con la celebración del miércoles de Ceniza, nos comprometemos a recorrer juntos como Iglesia, el Camino hacia la Pascua. Necesitamos integrar nuestra vida en el Misterio Pascual, ser iluminados y renovados desde  dentro de nuestra realidad personal , familiar y comunitaria. Es un tiempo de Conversión, Penitencia y Oración, bajo el dinamismo del Espíritu Santo, escuchando el querer de Dios, en la Palabra acogida  y vivida y en el encuentro sacramental con Cristo. Caminamos hacia Jerusalén para abrazar la Cruz, como la expresión más grande del Amor de Dios por cada uno de nosotros, tan necesitados de liberación.
Reciban esta Palabra como espíritu y lema Cuaresmal:“ Cuando Yo  sea levantado en alto sobre la tierra, atraeré a todos hacia Mí. ( Jn 12,32)  Jesús decía esto para indicar cómo iba a morir”

1. NOS  ATRAE A TODOS , CREYENTES Y NO CREYENTES.
 Mis amigos , “Dios quiere que todos se salven y lleguen al conocimiento de la verdad” (2 Tim 2,4). Lo he comprobado en mi vida  y  descubierto en la vida de quienes se han convertido .
El amor de Dios se derrama en nuestros corazones y está a la puerta esperando que le abramos, nos busca con señales inimaginables. Les decía el Papa  a los artistas “ Este mundo en que vivimos tiene necesidad de la belleza para no caer en la desesperanza. La belleza como la verdad es lo que pone la alegría en el corazón de los hombres; es el fruto precioso que resiste a la usura del tiempo, que une las generaciones  y las hace comunicarse en la admiración” En la cuaresma afinamos  las conciencias para descubrir ó para tener una mirada nueva  sobre  nuestra vida y sus fealdades  y  así sentir la necesidad de una experiencia superadora en el vivir cotidiano. “La experiencia de la auténtica belleza, no efímera ni superficial, no es  algo secundario en la búsqueda del sentido de la vida y de la felicidad, porque esa experiencia no aleja de la realidad, sino al contrario, lleva  a una confrontación abierta con la vida diaria, para liberarla de la oscuridad y transfigurarla, a fin de hacerla luminosa y bella”. La Cuaresma vivida como búsqueda y encuentro, nos hace sensibles a la belleza luminosa de la Pascua, como el Paso de la muerte a la Vida y del pecado a la gracia de hombres nuevos y por lo tanto embellecidos  por  las manos del Creador y del Redentor. “La belleza es clave del misterio , llamada y camino hacia  lo trascendente, hacia el Misterio último, es decir hacia Dios. ¿Qué belleza salvará al mundo?  nos interpelaba en una Cuaresma el cardenal Martini y nos respondía: con la belleza de la Cruz , de la Palabra , de la Oración , del Sacrificio y del Dios que es Comunión de la Trinidad. Este es un tiempo para dejarnos atraer por la Belleza de un Dios que es el amor que salva y descubrir que somos atraídos por Jesús de distintas maneras y muchos sin saberlo, en el sufrimiento y en el amor sano, a los demás .La sensibilidad por la auténtica belleza, nos capacita para una relación con Dios  que nos realiza y por un encuentro sanante con los demás que nos dignifica y madura en fraternidad como rostro humano de la comunión.

2. QUE LOS SACERDOTES NOS DEJEMOS ATRAER POR EL CRISTO DE LA CRUZ.
Jesús nos quiere mucho, tiene una mirada especial, desde la Cruz  para hacernos  experimentar a todos, su amor hasta el extremo . Nos dice en Juan: “ Nadie puede venir a Mi, si el Padre no lo atrae ” (6,44) y es el Espíritu Santo el que nos hace sentir  esta ternura y nos revela la belleza de la Cruz, que  manifiesta la belleza de la Trinidad y de toda  su obra creadora y redentora .  La Belleza de Dios y la belleza de la Salvación de todos, nos debe apasionar en el caminar de cada día y despertar, la generosidad de nuestra entrega.  Llamados a ser como un cáliz vacío , como María al pié de la Cruz, que se deja llenar de todo lo que es  y hace Cristo. Él, por el Espíritu de Santidad, recibido en la Ordenación, nos hace vivir el Amor del Padre, con un corazón que se deja convertir cada día : por la belleza de su Palabra, que ilumina el peregrinar y disipa las oscuridades del andar; por la belleza de la Oración que nos lleva a la intimidad con el Dios vivo y nos capacita para vivir la caridad pastoral, el amor y el encuentro maduro con los hermanos que se nos confiaron.; por la belleza del sacrificio(ascesis), que nos hace fuertes en la fidelidad , haciendo de nuestra vida una ofrenda de amor, capaces de dar testimonio  de haber sido llamados para amar y servir hasta el fin.
El amor sacerdotal  se vuelve antorcha luminosa y atrayente, en la comunión con la Cruz del Señor de la Vida y del Amor. Recuerdo con alegría el testimonio fiel, de tantos sacerdotes en mi vida.
En esta Cuaresma del Año sacerdotal, en cada Eucaristía,  sacramento de la Nueva y Eterna Alianza reavivemos el Carisma de Dios recibido por la imposición de las manos  y renovemos nuestra alianza de Amor con el Cristo que nos envía como discípulos y misioneros de su Cruz y de su Pascua. Con ustedes quiero celebrar y anunciar la belleza de la Vocación que hemos recibido como Don y Misterio, para bien del Pueblo sacerdotal de todos los fieles.
“Seamos agradecidos por los dones recibidos y plenamente concientes de la  gran responsabilidad de comunicar la Belleza que salva” especialmente a los jóvenes, todavía sensibles a la Belleza que salva, del abismo de la mediocridad y el sin sentido que debilita la esperanza.

3. JÓVENES ¡ ÁBRANLES LAS PUERTA DE SUS VIDAS AL REDENTOR!
Nos enseña Benedicto XVI:  “El núcleo más profundo de nuestro ministerio sacerdotal  es ser amigos de Cristo (Jn15,15), amigos de Dios, por cuya mediación también otras personas puedan encontrar Su cercanía. En nuestras comunidades todos estamos llamados a esta amistad, pero nosotros, los pastores estamos urgidos,  para que ayudemos a los jóvenes, a experimentar  esta amistad y este amor de Cristo, que sigue llamándolos a ser cristianos y a algunos para ser nuestros sucesores en un mundo necesitados del amor sacerdotal . La ciudad está llena de rostros de jóvenes que nos interpelan a todos. Como testigos de esperanza, hagamos sentir presente en  medio de ellos a Cristo, que  los mira con amor y les dice: vendan todo lo tienen y denlo a los pobres y tendrán un tesoro en el cielo  y luego a cada uno ¡Ven y Sígueme! . Nosotros sacerdotes y  fieles pongamos a los jóvenes delante de Jesús para que Él los tome de la mano y puedan  escuchar: “¡Joven yo te lo ordeno,  levántate! (Lc.7,14) y así los sane  , los libere y los resucite. Se descubran  amados  y “les  vuelva abrir los ojos del corazón y de la mente, dándoles alas e impulsándolos hacia lo más profundo de la belleza   como clave del Misterio, de un Dios que es amor y llamada  para algo  maravilloso en el Hoy de la Historia. Con nuestro testimonio de cristianos y de sacerdotes seamos despertadores de  las conciencias juveniles ante el Cristo que los abraza, les impone las manos y los bendice, susurrando una palabra muy dentro de cada uno y es su nombre propio y el de la misión que les confía. Como padres díganles: ¡Jóvenes, déjense atraer por Jesús-Amor!

Queridos Hermanos/as todos :  Los invito a caminar juntos en este hermoso tiempo de transformación y de transfiguración de la vida, para que todos , pastores y fieles,  preparemos a los jóvenes a vivir una Pascua  bella y luminosa. Realicemos gestos concretos de amor y perdón como cristianos y ciudadanos. Edifiquemos a Argentina  como  patria de hermanos y  una Comunidad cristiana que resalte nuestra matriz cultural católica , que sea servidora de la belleza de los valores de la vida, del matrimonio y la familia.  Comprometidos todos, en el trabajo del Padre creador y del  Hijo  que realizó el trabajo de la Redención , cargando sobre sí nuestras dolencias y pecados.

Los abrazo con mi bendición pastoral y mi comunión con los padecimientos de Cristo en cada unos de ustedes y los exhorto a vivir la Cuaresma con un corazón que quiere dejarse convertir,  ayudados por María , Madre, que cuida de la santidad y pureza de sus hijos.

¡DIOS ES AMOR!  ¡YO BUSCO TU ROSTRO, SEÑOR!


                                                                                             +Baldomero Carlos, Obispo de San Justo


¡ENVÍA OPERARIOS A TU MIES, SEÑOR!

jueves, 11 de febrero de 2010

NUESTRA SEÑORA DE LOURDES

 El año 1858 la Inmaculada Virgen María se apareció a Bernarda Soubirous en la gruta de Massabielle, cerca de Lourdes (Francia). Por medio de esta humilde niña, María llama a los pecadores a la conversión y promueve en la Iglesia un gran celo de oración y de caridad, sobre todo como servicio a los enfermos y a los pobres.
"Ven en ayuda de nuestra debilidad, Dios de misericordia, y haz que, al recordad hoy a la Inmaculada Madre de tu Hijo, por su intercesión nos veamos libres de nuestras culpas."

miércoles, 10 de febrero de 2010

SANTA ESCOLÁSTICA, virgen

Hermana de San Benito, nació en Nursia (Italia), hacia el año 480. Se consagró a Dios, junto con su hermano, al cual siguió hasta Montecasino, donde murió hacia el año 547.
"Al celebrar la fiesta se Santa Escolástica, virgen, te pedimos, Señor, que,. siguiendo su ejemplo, te sirvamos con un amor puro y experimentemos las delicias de tu amistad."

lunes, 8 de febrero de 2010

SAN JERÓNIMO EMILIANO

Nació en Venecia el año 1486; abandonó la carrera militar, que había abrazado, para dedicarse al sevicio de los pobres, entre los que distribuyó sus mismos bienes. Fundó la Orden de Clérigos Regulares de Somasca, destinada a ayudar a los niños huérfanos y a los pobres. Murió en Somasca, territorio de Bérgamo, el año 1537.
"Dios, Padre bondadoso, que hiciste a san Jerónimo protector y padre de huérfanos, concédenos, por su intercesión y méritos, conservar con fidelidad el espíritu de adopción por el que nos llamamos y somos hijos tuyos."

sábado, 6 de febrero de 2010

SANTOS PABLO MIKI Y COMPAÑEROS, mártires

Pablo nació en el Japón entre los años 1564 y 1566. Ingresó en la Compañía de Jesús y predicó el Evangelio entre sus conciudadanos con óptimos resultados. Al recrudecerse la persecución contra los católicos, fué apresado con otros veinticinco. Después de soportar duros escarnios, fueron llevados a la ciudad de Nagasaki, en donde fueron crucificados el año 1597, en la víspera de este día.
"Señor Dios, fortaleza de los mártires, que quisiste que san Pablo Miki y sus compañeros alcanzaran la vida eterna, muriendo en cruz para confesar la fe verdadera, concédenos, por su intercesión, proclamar con valentía nuestra fe hasta derramar por ella, si es preciso, nuestra propia sangre."



viernes, 5 de febrero de 2010

Aniversario

Hoy celebramos el aniversario de la ordenación episcopal (1989) de nuestro obispo diocesano Monseñor BALDOMERO CARLOS MARTINI. Ofrezcamos nuestra oración en agradecimiento al Señor, rogando por sus intenciones.

SANTA AGUEDA, virgen y mártir

Sufrió el martirio en Catania (Sicilia), probablemente en la persecución de Decio. Ya desde la antigüedad se propagó su culto por toda la Iglesia y se introdujo su nombre en el Canon romano.
"Que nos alcancen tu perdón, Señor, las súplicas de santa Águeda, ella que tanto te agradó por el resplandor de su virginidad y por la fortaleza de su martirio."

miércoles, 3 de febrero de 2010

SAN , OSCAR, Obispo

Nacido en Francia a principios del siglo IX y fue educado en el monasterio de Corbie. El año 826 marchó a Dinamarca a predicar la fe cristiana, pero con poco fruto, en Suecia, en cambio, obtuvo mejores resultados. Fue elegido obispo de Hamburgo, y el papa Gregorio IV, después de confirmar su nombramiento, lo designó también  legado pontificio para Dinamarca y Suecia. Tuvo que enfrentarse a una serie de dificultades en su obra evangelizadora, pero todas las superó con fortaleza de ánimo. Murió en el año 865.
"Señor Dios nuestro, que enviaste al Obispo San Héctor a anunciar el Evangelio a los pueblos del norte de Europa, concédenos, por su intercesión, vivir siempre iluminados por la luz de tu verdad."

SAN BLAS, Obispo y Mártir

Fue obispo de Sebaste en Armenia en el siglo IV. Durante la edad media su culto se difundió por toda la Iglesia.
"Escucha, Señor, a tu familia, reunida hoy para recordar al mártir San Blás, y concédele la paz en la vida presente y la felicidad en la vida eterna."

martes, 2 de febrero de 2010

Presentación del Señor en el Templo

La Candelaria que por mucho tiempo recibió el nombre de "Purificación de María" es a la vez una fiesta del Señor y de su Madre. La Presentación del niño en el Templo no era un rito prescrito por la ley mosaica, a la inversa de la purificación de su madre; práctica piadosa, los padres de Jesús la hicieron suya, para que su niño hiciera su primera entrada en la casa de su Padre:
¡Puertas, levanten vuestros dinteles,
alzaos portones antiguos,
para que entre el Rey de la Gloria! (Sal.23,7.9)

Aquello que el anciano Simeón, inspirado por el Espíritu, ve en Cristo, es expresado en un cántico que habla del cumplimiento de las promesas; ha visto con sus ojos  la Salvación de Dios, aquello que Isaias anunciaba en su libro de Consolación, especialmente en 42,5 y en 52,10. El niñito no es otro que el Servidor de Yahvé prometido por el profeta. El tema del Servidor inspira el Nunc dimittis: la revelación que trae a las naciones, la glorificación que recibirá cuando haya finalizado su obra de redención, y la luz que se haya esparcido por el mundo entero.
Jesús ha sido dado a los hombres para ser ofrecido por ellos a Dios y Dios lo devuelve a los hombres como devuelve a los padres su hijo luego de haberlo recibido.
(Dom Guy - Marie Oury - "Cristo celebrado por la Liturgia de la Iglesia)



lunes, 1 de febrero de 2010

INTENCIONES DEL SANTO PADRE PARA EL MES DE FEBRERO

Intención General: Por todos los científicos y las personas de la cultura, para que por medio de la sincera búsqueda de la verdad puedan llegar al conocimiento del único Dios verdadero.
Intención Misionera: Para que la Iglesia, consciente de su identidad misionera, se esfuerce en seguir fielmente a Cristo, y en proclamar su Evangelio a todos los pueblos.

martes, 26 de enero de 2010

SANTOS TIMOTEO y TITO, Obispos


Timoteo y Tito, discípulos y colaboradores del apóstol Pablo, presidieron las Iglesias de Efeso y Creta, respectivamente. Ellos fueron los destinatarios de las cartas llamadas "pastorales",  cartas llenas de excelentes recomendaciones para la formación de pastores y fieles.
"Señor Dios nuestro, que concediste a los santos Timoteo y Tito vivir de manera semejante a los apóstoles, haz que, ayudados por su intercesión, vivamos en este mundo justa y piadosamente, y alcancemos después tu reino eterno."

viernes, 22 de enero de 2010

SAN VICENTE, diácono y mártir


Vicente, diácono de la Iglesia de Zaragoza, sufrió un atroz martirio en Valencia (España), durante la persecución de Dioclesiano. Su culto se difundió en seguida por toda la Iglesia.
"Señor Dios, fuente y origen de todos los dones, infunde en nuestros corazones el fuego de tu Espíritu, para que nos sintamos llenos de aquella misma fuerza de amor que hizo a San Vicente invencible en medio de sus tormentos."

jueves, 21 de enero de 2010

SANTA INÉS, virgen y mártir


Murió mártir en Roma en la segunda mitad del siglo III o, más probablemente, a principios del IV. El Papa Dámaso honró su sepulcro con un poema y muchos Padres de la Iglesia, a partir de san Ambrosio, le dedicaron alabanzas.
"Dios todopoderoso y eterno, que te has complacido en elegir lo débil a los ojos del mundo para confundir a los que se creían fuertes, concede a quienes estamos celebrando el martirio de santa Inés imitar la heroica firmeza de su fe."

miércoles, 20 de enero de 2010

SAN FABIAN, Papa y Mártir

Fué elegido Obispo de la Iglesia de Roma el año 236 y recibió la corona del martirio el año 250, al comienzo de la persecución de Decio,como atestigua san Cipriano; fue sepultado en las catacumbas de Calixto.
"Señor Dios, gloria de aquellos que has escogido para tu servicio, te pedimos que, por la intercesión del Papa y mártir San Fabián, nos concedas progresar continuamente en la misma fe que él vivió y en el deseo de servirte  cada día con mayor entrega"

miércoles, 13 de enero de 2010

SAN HILARIO - Obispo y Doctor de la Iglesia.


Nació en Poitiers a principios del siglo IV; hacia el año 350 fue elegido obispo de su ciudad; luchó con valentía contra los arrianos y fue desterrado por el emperador Constancio. Escribió varias obras llenas de sabiduría y de doctrina, destinadas a consolidar la fe católica y a la interpretación de la Sagrada Escritura. Murió el año 367.
"Señor, Padre Todopoderoso, haz que tu pueblo penetre en el conocimiento de la divinidad de Jesucristo y la proclame con aquella misma valentía con que el obispo san Hilario la defendió durante toda su vida."